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[LIVE REVIEW] "IF YOU BELIEVE IN YOURSELVES..." - STARKILL, MOONSPELL Y EPICA EN TORONTO


Por: Nessa

Viernes 22 de Enero. En Toronto son las 7pm y la temperatura solo desciende a los -3 grados, cosa rara pues en este mes ya debería haber nieve hasta el hombro y un frío de -20. El ingreso al local de la calle Queen empezó a las 7:30 y para las 8:15 la gente ya estaba ubicada mirando al escenario. Muy puntuales y siguiendo el cronograma publicado en la página del evento, se apagaron las luces del Opera House a las 8:30 y se dio el silencio.


El baterista (Spencer Weidner) entró, se ubicó y empezaron las notas de “Be Dead or Die” mientras los demás integrantes ingresaban al escenario. Los silbidos y palmas acompañaron sus pasos hasta que fueron callados con los golpes del hi hat y los guturales de Parker Jameson.


Starkill es una banda que se inició en el 2008 en la rama del death metal melódico. Aunque son de Chicago, tienen sonidos que los ubican en una nota más europea y tienen claras influencias de bandas como Children of Bodom, Amon Amarth y Nightwish (entre otras). Han estado de tour con Amorphis, Sepultura, Kreator, Arch Enemy, Turisas y ahora, Epica y Moonspell.

Jameson, Weidner, Shaun Andruchuk (bajo) y Tony Keathley en la guitarra y apoyando con las voces, nos hicieron un adelanto del que será su tercer álbum al continuar con dos temas nuevos: “Burn your world” y “Cloudless”. Luego desataron el pogo de la noche con “Fires of Life”. El setlist, compuesto por seis canciones, fue más que preciso para calentar al público.

Tras una breve pausa, el colectivo de metal gótico hizo su presencia sobre las tablas. Bastó que Pedro Paixao diera la intro de “Breathe (Until we are no more)”, primer tema del último álbum de Moonspell, para que el ambiente se tornase sombrío. Tras incrementar la fuerza con temas del 96’ (“Opium” y “Awake”) retornaron al “Extinct”.

Fernando Ribeiro hizo de las suyas con “Vampiria” y con un fuerte “ARGH!” marcó de inmediato la siguiente canción: “Alma Mater”. Fue imposible no moverse con estos clásicos de pesados riffs, acordes melancólicos y batería de tempo irregular. Todos envueltos por la brillante voz de Ribeiro. Concluyeron con el tema que hizo a todos aullar: “Full Moon Madness”. Fue una presentación que nos hizo recordar nuestra mortalidad de inicio a fin. 

Segundo intermedio de la noche y la emoción por ver a la gran banda de metal sinfónico se sentía. La gente se apresuraba a acercarse al frente hasta que todo se oscureció y solo quedó un resplandor azul sobre el escenario.

Empezó la intro de "Originem" y el primero en ingresar fue ‘The Beast’, seguido por Coen, Mark, Isaac y Rob. La potencia de Epica no se dejó esperar y empezaron con “The Second Stone”, haciendo Simone su triunfal ingreso. Tras esta canción, Coen apaciguó a todos un momento con las teclas iniciales de “The Essence of Silence” y los riffs con los guturales de Jansen irrumpieron con fuerza.

Con una de las favoritas, “Sensorium”, el local ya retumbaba y no hubo respiro hasta la intro melodiosa de “Cry for the Moon”, seguido del ovacionado solo de batería de Ariën.

En todo momento fueron más que cálidos con el público: se acercaban, extendían sus manos y hacían headbangear a todos a su ritmo. Cuando dieron a elegir entre “The Last Crusade” y “Storm the Sorrow” la gente pedía ambas por igual, así que Jansen dijo “Let’s play both of them then!”, tocando primero el tema del “Requiem for the Indifference”.

En “The Obsessive Devotion” se dio el momento épico de Jansen y Delahaye al tocar espalda contra espalda. Luego, la advertencia de Simone (“If you believe in yourselves…”) desató “Victims of Contingency” y “Design your Universe”. Los solos de cuerdas, los golpes de batería, la armonía del teclado fueron impecables junto a la magnífica voz de Simmons… No se podía esperar menos de una banda con tal trayectoria.

El encore, así como en Lima, fue poderoso. “Sancta Terra”, “Unchain Utopia” y “Consign to Oblivion” fueron las encargadas de culminar la noche.

En ningún momento los canadienses dieron la impresión de ser un público aburrido como se suele creer. Si bien no se armó el cataclismo de un concierto de thrash metal, pues claramente no era la ocasión, disfrutaron al tope a cada una de las bandas. A pesar de no conocer tanto a la primera como a las otras dos, igual la aplaudieron, apoyaron con los “HEY – HEY – HEY – HEY!!” y, como se mencionó, armaron un moshpit al medio.

Sin lugar a dudas, fue un súper evento y tanto la energía de los asistentes como su amabilidad hicieron de esta una noche inolvidable. Aunque el aforo del Opera House no llegó al total de su capacidad, esto ayudó a que cada quien pudiese desenvolverse cómodamente. Además, el local no era muy grande, por lo que cualquier ubicación era buena para poder apreciar el espectáculo. El trabajo del stage crew fue más que veloz e imperceptible y la programación fue súper respetada; no por nada Inertia Entertainment ha ganado el premio a la mejor promotora de la ciudad. Hasta una próxima Starkill, Moonspell y EPICA!



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